viernes, 12 de diciembre de 2008


Parece ser que el enfado rutinario se me ha pasado. Y es que no hay nada como estar malherido o enfermito para tornarse blandito y buscar el consuelo en las carantoñas ajenas y en el calor de las faldas. Sí, mientras el resto de los mortales andabais disfrutando del puente, yo resultaba malherido en una oreja. Un pequeño corte sin más importancia, pero que ha resultado ser la excusa perfecta para seguir siendo el centro de atención de la agencia y, además, volverme a ganar la simpatía de todos a pesar de mi estado taciturno de días anteriores.

La mayoría de mis muchachos se pregunta que me ha sucedido y yo he guardado silencio hasta ahora. Pero ha llegado el momento de explicaros la historia. Todo sucedió una tarde de sábado, cuando aún restaban algunos rayos de luz. Mientras algunos andaban de excursión y otros jugando a la Wii –o al menos, intentándolo-, yo decidí hacer una incursión en terrenos extraños. Aprovechando que la puerta del patio estaba entreabierta, me colé y salté donde nunca lo había hecho: al patio del costado. Y desde allí arriba descubrí ante mis pupilas dilatadas, una retahíla de patios vecinos. Aquello era un maravilloso mundo desconocido. Y más, cuando escuché un maullido suave y sugerente. Mis pupilas se dilataron aún más si cabe y mis orejas se autodirigieron en busca del origen de aquel sonido. Tres o cuatros patios más adelante, vi a una dulce gatita. Sí, ya lo sé, estoy castrado y estas cosas no deberían afectarme. O, al menos, eso es lo que yo pensaba, pero los maullidos eran demasiado embriagadores como para no alterarse. Salté varios muros y recorrí varios patios hasta que me hallé frente a la gatita. La miré con cara de sorpresa, pues no os creáis que he visto muchas gatas en mi vida. Y ella se mantenía erguida, orgullosa, como observándome por encima de sus bigotes. Poco a poco, me acerqué hasta rozar pelaje con pelaje. Me gustaba y a ella no parecía disgustarle. Y así seguimos un rato: que si yo te rozo, que si tú me rozas. Ronroneo por aquí, ronroneo por allí. En fin, ¡qué os voy a contar! Todo estaba perfecto hasta que de repente, oí un grito humano, casi ininteligible. Algo aturdido miré hacia arriba y vi a un humano desconocido que muy alterado me gritaba que dejara a su gatita. Yo le metí un bufido e intenté defenderme. Me hubiera gustado explicarle que no iba a hacerle daño a su gatita, que soy un gato castrado, con mucha cabeza y sentimiento, que escribo hasta un blog y que soy civilizado y no un cualquiera. Pero, claro, nada de esto le pude contar. Nada más echarle el bufido, noté que un escobazo caía sobre mi cabeza. Huí con el rabo entre las piernas y no dejé de correr hasta llegar a mi guarida. Cuando me di cuenta, tenía una herida en la oreja. Increíble. Aquel humano sin mediar palabra, ni maullido, se tomó la justicia por su mano. Si es que ya lo digo yo: los humanos nos llamáis animales a nosotros, pero en muchas ocasiones, los irracionales sois vosotros.

¿Qué os ha parecido lo qué me sucedió? Seguro que la mayoría estaréis pensando que ese humano ha sido un salvaje, que no era necesario hacerme esto, y menos, a mí. El problema es que esto sucede cada día. Y no sólo a gatos, sino a todo tipo de ser vivo animal. Porque el día 10 de esta semana ha sido el Día Internacional de los Derechos de los Animales, este blog va dedicado a ello. Humanos, reflexionad y recordad que es mejor comunicarse con la palabra y no con la vara.

Ah, por cierto, obviamente, la historia es mentira. Los que me conocéis ya lo habréis imaginado porque yo me asusto hasta de mi propia sombra. La cruda y ridícula verdad es que mi torpeza me pudo y en una de mis carrerillas choqué contra una de las bicis. No calculé bien la ecuación velocidad-espacio. Sencillamente, fue un pequeño accidente doméstico, pero gracias a él, vuelvo a tener a todo el mundo en el bote. No hay nada como hacerse el malherido, aunque esta vez sea verdad, y lleve la oreja maltrecha.

Próximamente, más y mejores ronroneos.

Posted by Publicado por Play en 5:08
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3 comentarios:

desiree dijo...

probecito el playeteeeeeee!!! prepárate porque el 19 de diciembre hay invasión humana!!! ya verás que ridículos somos peleándonos por los regalos.
Espero que no te escondas en el arbolito y creamos que eres un regalo.... aunque después de leer tus palabras, no me extrañaría que fuera por la gatita de peluche escondida entre los paquetes, pero que finalmente te asustaste cuando se puso a cantar un miau miau miau miau... (que por cierto, era horrible la cancioncita..)

:DVD: dijo...

Casi me creo la historia... y no por lo "animales" que podemos a llegar a ser los humanos, si no por lo de perseguir a la gatita... Play, no tengo tan clara tu sexualidad... y te he visto más de una vez salir del armario que tenemos en el office!

mireia dijo...

Suerte que a veces me contengo...a veces algun humano sí que se merecería un buen escobazo!!!