viernes, 20 de marzo de 2009


Esta semana pasada por primera vez en esta vida –que por cierto, he perdido la cuenta pues no sé si es la tercera o la cuarta-, he recibido una revista para mi solito.

Me explico: aquí en Play siempre se van recibiendo revistas y sobres para unos y para otros. Que si la revista Coupdefouet para los diseñadores por diseñarla; que si el IPMARK y el Brandlife y demás revistas del sector para la parte marketiniana y de comunicación; que si la revista Intermón y la de Veterinarios sin fronteras por ser clientes, en definitiva, todos mis muchachos, en un momento u otro, reciben correspondencia. Bueno, y luego están las famosas cajas que recibe Alex. Siempre son una permanente sorpresa: que si ahora un bolso, que si unas zapatillas molonas, que si ahora otro bolso. En fin, que yo observaba como todo el mundo recibía, pero aquí como yo soy gato, pues me quedaba con las ganas. Hasta ahora.

Gracias a Alex y sus constantes búsquedas de información, la semana pasada llegó una revista dedicada exclusivamente para mí: El gato en casa. ¡Qué alegría! Primero, por recibir algo y, segundo, por saber que hay gente que se dedica a la noble tarea de escribir artículos sobre los felinos con títulos tan sugerentes como “La caspa”, “¿Mi gato vomita o regurgita?” o, el mejor de todos, “La cola del semental” –y no penséis mal, guarretes, se trata de un problema de exceso de grasa en la cola que además de problemas estéticos, puede derivar en problemas de salud. Vamos, cosas que muy adecuadas para mi, porque no vamos a engañarnos, los humanos sois interesantes por vuestros comportamientos y personalidades, pero yo soy gato y también necesito saber de los de mi especie.

En fin, estaba yo tan emocionado con el sobre entre mis manos, que sin pensarlo lo arañé hasta que pude sacar el ejemplar. Y nada más mirar la portada: uy, que susto me llevé. Se me erizaron los pelos y las pupilas se me dilataron. Un maullido de susto salió de mi garganta. ¿Qué era aquello que salía en portada? ¿Un gato o un extraterrestre? Lancé la revista al suelo y Francesc y Alex la recogieron y empezaron a leer el artículo. Así me enteré que aquello que aparecía en la portada era uno de mi especie, eso sí, de una raza muy rara llamada Sphynx, que fue creada genéticamente. Algo así como un frankenstein gatuno. Lo puedo imaginar, unos veterinarios perversos, un aristócrata rico con ínfulas de pasar a la historia y unos engendros de gato que dieron como resultado esa cosa. Con todos mis respetos, si eso es un gato, yo me planto y quiero pertenecer a otra especie.

Cuando superé el susto inicial, leí la revista de cabo a rabo. Temas francamente muy interesantes. Lo que más me gustó fue el artículo dedicado a los gatos como fuente de inspiración para muchos escritores a lo largo de la historia. Ah, pero se han dejado lo más importante ¿y los gatos que escribimos por si solos? Nosotros buscamos las musas en los humanos y, tal vez, seamos pocos, pero bien organizados. Voy a escribir una carta a esta revista, proponiéndoles que me hagan una entrevista personal o, al menos, que me saquen en el apartado del gato del mes.

Por cierto, pensando en ese tema de la especie Sphynx, si los científicos fueron capaces de crear una raza de este tipo, tampoco sería difícil crear una raza de Playetes. Estoy segura que más de una estaría contenta de tener un playete en casa. Es que produzco un efecto hipnótico, denominado síndrome de yo quiero un gato en mi vida como Play… pero eso ya es otro tema.

En cualquier caso es curioso ver que esto de la observación entre humanos y gatos es mútua. Yo os escudriño en este blog y vosotros hacéis lo propio en revistas como esta. Es que humanos y gatos siempre hemos tenido relaciones complejas.

Espero con ansiedad el próximo número de la revista…

Próximamente, más y mejores ronroneos.
Play, el gato.

Posted by Publicado por Play en 2:26
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2 comentarios:

mireia dijo...

Creo que este síndrome de "pon un gato en tu vida" no me afecta demasiado.... yo tengo uno que se llama: cómo combatir los gatos de la vida de los demás, cada loco/a con su tema ;)

Play dijo...

Querida Mireia,

Tú no tienes este síndrome de "pon un gato en tu vida" porque no me conoces personalmente... Estoy casi seguro que entonces tú también lo sufrirías a la par, claro está, que un montón de síntomas alérgicos, que de eso tengo entendido sabes mucho.

¡Me alegro de volverte a tener por el blog!

Play, el gato.