jueves, 12 de marzo de 2009



A los gatos nos gusta la independencia y nos deleitamos con la libertad. No hay nada mejor que hacer lo que nos plazca a cada momento. Sin embargo, los humanos soléis ser más dependientes y menos libres. Y por eso, cuando los humanos tenéis la oportunidad de ser libres por completo, os perdéis. Sí, sí, tal como lo digo, cuánta más libertad, menos sabéis qué hacer o como actuar. Supongo que estáis tan habituados a seguir unas normas y unas reglas, que las posibilidades infinitas os llegan a provocar un colapso total y, por consiguiente, un cortocircuito mental. Se demuestra nuevamente que los humanos sois contradictorios, pero eso ya lo sabemos los felinos, los perros y cualquier tipo de animal de compañía. De hecho, los sabéis hasta vosotros.

Un ejemplo claro de la contradicción humana frente a la libertad la he experimentado en Play los últimos días. Normalmente, cuando en la agencia se inicia un proyecto nuevo, en muchas ocasiones, por no decir, casi todas, mis chicos se quejan de los briefings muy abiertos o muy restrictivos, del poco riesgo que algunos clientes toman, del tono excesivamente formal de algunas campañas, de que el material fotográfico o las imágenes no son de calidad, de que esto y de que lo otro. En fin, lo que estáis pensando que, a veces, mis chicos son un poco quejicas, pero también debéis entenderles. A veces es complicado saber lo que un cliente quiere, cuando nadie, ni tan solo el cliente está muy seguro.

La cuestión viene cuando el cliente es uno mismo y la libertad es total y máxima. En su afán de ir renovándose y cambiar, aquí en Play han vuelto a hablar sobre aquella cosa rara llamada frescología. Y ahí llegamos a su punto débil: cuando se trata de trabajar para uno mismo, el listón se sube aún más –si eso es posible- y mis chicos se exigen más imaginación, más creatividad y más de todo. Y de exigirse tanto y ante el mar de posibilidades que ofrece la libertad, no saben como enfocar el tema. Y ahí está la frescología a medio hacer, con algunas ideas muy claras, pero otras aún en fase de desarrollo. Y encima, sólo falto yo paseándome por las mesas y distrayendo al personal cuando la concentración es total.

Así que lo que puedo deciros es que no desesperéis, ni os quejéis, ni os amarguéis. Si no sale hoy, ya saldrá mañana. Yo confío en vosotros y estoy seguro que la frescología acabará siendo uno de vuestros grandes proyectos. Tomároslo como un reto. Como yo me tomé lo de este blog, al cual voy sumando entradas según la inspiración. Venga, muchachos, mucho ánimo que aquí tenéis la oportunidad de alcanzar la verdadera libertad a través de la creatividad. ¿A qué suena bien?

Próximamente, más y mejores ronroneos.

Play, el gato.

PD: Por cierto, agradeceros a todos que la caja de pesadillas erótico-nocturnas haya sido repartida. Quiero que sepáis que duermo mucho mejor y ya no me desvelo a medianoche imaginándome, como decía David, a Francesc en tanga o a Alex con leotardos.

Posted by Publicado por Play en 9:57
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2 comentarios:

desiree dijo...

nunca mejor dicho... "en casa de herrero cuchillo de palo", precisamente es porque somos exigentes con lo que sabemos y nos cuesta más encontrar algo que "encaje", algo "diferente". y al final de tanto buscar no hacemos nada. A veces la ignorancia te hace ser más decisivo, conocer tanto nos hace dudar constantemente...bueno, también dicen que saber es sinónimo de libertad porque te da la capacidad de elegir.. , otros dicen que la clave de la felicidad es la mala memoria...en fin, varios temas para reflexionar. ¿saber o no saber? esa es la cuestión

Play dijo...

Desiree,

¡Qué filosófico y profundo el comentario! Veo que la entrada te ha dado que pensar...

Según el RAMG (Real Academia de Maullidos Gatunos) la libertad es la posibilidad que tenemos los gatos de hacer lo que queramos a cada momento y bajo cualquier circunstancia, ya sea pasearnos por las mesas, incordiar a nuestro amo cuando duerme o meternos directamente en su cama. En fin, la libertad, a veces, significa tocar las narices a los humanos.

Meditaré sobre si uno es más libre siendo sabio o ignorante. Es una buena cuestión.

Play, el gato