viernes, 15 de enero de 2010



Aunque ya han pasado unos días desde que sucedieran estos hechos, aún sigo confuso, indignado en mi ánimo felino y sin entender nada de nada. Será por esta razón, que esta semana, aunque mis muchachos me hayan hecho carantoñas y me hayan ofrecido jamoncito del rico, yo no lo comía a la primera. Daba vueltas, me lo pensaba, lo olisqueaba, pero no me fiaba. Será que estoy empezando a dudar de los humanos porque hay cosas que mi comprensión gatuna no acepta. O, tal vez, sea al revés y es que los humanos sois demasiado rebuscados y raros. Y todo esto porque hace unas semanas, en una de esas cumbres de politicastros o feria de vanidades diversas que tuvo lugar en Copenhague, unos militantes ecologistas y pacifistas se colaron en una fiesta de tiros largos y en medio de la prensa congregada sacaron una pancarta. En ella, un mensaje breve, pero directo, punzante: “Los políticos hablan, los líderes actúan”. El resto de la noticia ya la conocéis. Veinte días de cárcel para los manifestantes y un próximo juicio que a saber cómo acaba. ¡¡¡¿¿¿ Y esto es justicia???!!! ¡¡¡ PAPARRUCHAS!!! Es decir, a alguien que expresa una opinión libremente sin hacer daño a nadie y en pro de una causa justa, como el cuidado del planeta, le encarcelan. A otros, ladrones y asesinos, se les perdona en años, se les rebajan condenas… Pues no sé que esperáis, esto no es justicia ni es nada. Yo que ya no creía en la justicia divina, ahora tampoco creo en la humana. Prefiero la gatuna en la que cada uno seguimos nuestro camino libre e independiente y no nos dedicamos a fastidiar al más inocente. ¡Si es que esto parece el mundo al revés!

Porque yo me pregunto: ¿la culpa es de la justicia o de los politicastros? Sí, de esos, que no quieren poner un centro de acogida de animales en Barcelona. Sí, de esos, que se gastan el dinero en campañas de publicidad absurdas. Sí, de esos, que se reúnen pero son incapaces de llegar a un acuerdo. Al fin y al cabo, quién decide la justicia son nuestros mandamases.

Hay quién dijo que un pueblo tiene los políticos que se merece. La verdad es que no lo sé, eso os dejo que lo valoréis vosotros, que sois el pueblo y elegís a vuestros mandatarios. Pero lo que sí es cierto que es que aunque hablan mucho y montan tinglados y convenciones a mansalva, ninguno se moja ni toma decisiones ni emprende acciones.

Por suerte, siempre hay valientes, gente que se implica y que lleva las palabras a gestos, a movimientos. Vale, de acuerdo, que los gatos no somos el mejor ejemplo, no somos seres de mucha acción, pero si hace falta, por una buena causa, sacamos las uñas, nos las afilamos y nos disponemos a dar zarpazos. Pero en este caso y en pro de la no violencia que promulgaba aquel pacifista humano llamado Gandhi, daremos zarpazos verbales: ¡Gatos del mundo uniros y que se enteren estos dirigentes! ¡Menos egoísmo y palabra, más acción y sentimiento! Y si hemos de ser ejemplo, lo seremos, para que estos humanos se enteren de lo que realmente es importante.

Y, ahora os dejo, que la carne es débil, el hambre aún más y un gato hambriento, ya ni te cuento. Uno de mis muchachos me está mostrando un trozo de rico pavo… uhhhmmm, en el fondo, no puedo dejar de confiar del todo en los humanos y menos cuando hay comida de por medio. ¡Miaauuuuu!

Próximamente, más y mejores ronroneos.
Play, el gato.

Ilustración by Marta.

Posted by Publicado por Play en 4:59
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