Ya estamos de vuelta de Biocultura. Bueno, mejor dicho, ya están ellos de vuelta de Biocultura, porque aquí, el presente, no fue a pasearse por los stands, ni a probar las delicias ecológicas ni a que le abrieran el pericardio –si es que los gatos tenemos de eso.. Lástima porque a lo mejor hubiera vuelto con la energía y buen rollo de mis muchachos.
En general, mis chicos han comentado lo entretenido de visitar stand tras stand: aquí te ofrecemos el mejor detergente en forma de bola mágica, a continuación, firmas a favor de los animales abandonados y, un poco más adelante, te descubren una aspiradora ecológica… Eso sería ideal para la agencia y así recoger los pelos que suelto antes de que Alex me dejo sin uno.
Otros comentarios de la feria es que todo estaba muy bueno, esas butifarras, esas chistorras, esas hamburguesas. Aunque para buena, la mosca que me he tragado yo esta mañana. Yo solito la que cazado, yo solito me la he zampado. Supongo que nadie más habría querido compartirla conmigo. Y es que hacía tiempo que no sacaba mi instinto depredador. En cualquier caso, ni lo mío de hoy y ni lo vuestro del otro día, me parece muy vegetariano, pero claro, es que vegetariano no es igual a vegano ni a ecológico. Y no sólo la comida estaba muy buena, también sucedía lo mismo con algún quiropráctico que puso sus manos más de lo que debía en algún miembro del equipo Play y no diré de quién.
También hubo alguna queja generalizada: ¡Qué algunas cosas eran un poco caras! Pero no os preocupéis que aquí viene Efrén y os lo explica, que él tiene muy bien integrado ese discurso. Mucho más que yo, que al fin y al cabo, poco entiendo de dinero, de caro y barato. ¡Claro que voy a entender si soy un mantenido! Lo que sí que he entendido, después de oírlo varias veces, es que cada uno ha de recibir lo justo en relación a su trabajo. Pues ya puedo prepararme, porque llegará algún día en que me digan, búscate la vida y así podrás comprarte tu latita.
Pero lo que más ha sorprendido ha sido el ambiente general. Allí todo era paz y amor. La gente, en general, se mostraba con una sonrisa de oreja a oreja y se toqueteaban y abrazaban constantemente. Uy, pues yo creo que hay uno aquí que eso de los abrazos le habrá despertado una de sus peores pesadillas en forma de terapia de la risa. En fin, esto de achucharse entre los humanos es algo extraño. Hay quién lo necesita, hay quién lo repele y hay quién en su vida, ni se toca ni se dejan tocar –él se lo pierde. Yo, como en general, me gusta que me achuchen –y también me toqueteo a mi mismo de vez en cuando-, creo que hubiera disfrutado. Además, estoy seguro que hubiera sido el mayor espectáculo del stand. Ni camisetas, ni chapas, ni nada… El que hubiera triunfado habría sido el gato.
Pero como no hay que tener afán protagonista ni querer ser siempre el rey de la fiesta –en este caso de la feria- realmente fue mejor que me quedará en mi escondrijo. Así lo que de verdad se vieron fueron las camisetas y el proyecto. Y sobre todo el equipo que está detrás y que explicó una y otra vez que era eso de Play Attitude. Para ellos va mi entrada. Por lo que cada uno ha ido aportando que es mucho. ¡Suerte con ello!
Próximamente, más y mejores ronroneos.
Play, el gato.
viernes, 15 de mayo de 2009
Posted by Publicado por
Play
en
5:10
Categories:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
hey, no te quejarás, que estuviste presente en el stand de diversas maneras.. en un vídeo, en un par de fotos, en un display... aunque algún vándalo rompió tu cola... pero creo que fue sin querer, es que hasta de cartón dan ganas de abrazarte.
Publicar un comentario