Sigo estando huraño. Parece ser que esta vez el mal humor me está durando más de lo habitual y ya no sé si es el síndrome prenavideño o exactamente qué me pasa. Creo que de estar rodeado todo el día de humanos, se me pega lo mejor y lo peor. Y, en este caso, creo que ando un poco perdido anímicamente como os sucede a las personas. Porque, aunque no lo creáis, insisto, los gatos tenemos sentimientos. ¿Muy escondidos? Tal vez, pero ahí están. En fin, tampoco voy a darle más vueltas, pero mi estado afecta a las relaciones con los demás, en este caso, con mis chicos. Así que esta semana he tenido encuentros, desencuentros y reencuentros.
Encuentros: la semana pasada ya os expliqué que se unía al equipo Play una nueva compañera, Merche. He estado observándola un par de días y ya he hecho más de un amago de subirme a su falda. Creo que me he tomado demasiadas confianzas. Incluso, he intentado invadir su espacio vital, es decir, la mesa de trabajo. Ah, pero amigo, hay hemos encontrado un problema: su portátil. Ya me ha advertido que es uno de sus tesoros y que más vale que no me suba, ni lo teclee con mis patas. Escucho y cumplo. Intentaré no hacerlo, pero realmente, es muy tentador. Ya sabéis, los gatos como los humanos, faltan que te digan que no hagas una cosa, para que quieras hacerla con más ganas.
Desencuentros: especialmente, con mis chicas. Sí, lo sé, podéis echarme en cara que estoy poco comunicativo y cariñoso. Qué estoy arisco a vuestras carantoñas. Podría parecer que prefiero la manta que vuestra compañía.Y no puedo decir lo contrario. Es que no sé que tiene esta manta que es adictiva, casi, casi, tan adictiva como el agua de la fuente y el pegamento de los sobres –algún día os hablaré de esta extraña afición. Pero, os prometo que esto pasará y volveré a ser el de antes.
Reencuentros: con el calor de la estufa. Sí, es un reencuentro poco humano –bueno, según se mire, porque cuando el frío aprieta y el cuerpo se pela, vosotros sois los primeros en acercaros a ella. O lo que es peor, a utilizarme a mi como manta para calentaros. Pero, ¿sabéis lo a gustito que se está junto a la estufa, con mi pelaje casi ardiendo? Es una sensación única, pero no os la sugiero. No creo que vuestra piel aguantará esas temperaturas. Aunque lo que realmente quiero es reencontrarme con el gato Play divertido y receptivo y no con este tan esquivo. En mi simbiosis casi humana, creo que una forma de conseguir reencontrarme a mi mismo es reencontrarme con mis chicos. Volver a pasear por sus mesas, no mostrarme tan enfadado porque me utilicen como imagen –os lo dije, este año también caeré en la felicitación navideña, ¿cómo? Ssssiiitttthhh, es un secreto-, dejar que me toquen sin escabullirme y, sobretodo, responder cada vez que me llamen Play. En en fondo, no hay nada mejor que verse reconocido por el otro y en el otro. Para eso sirven los reencuentros para desencontrarse de lo que uno no es y encontrarse a si mismo. Creo que más de uno estará de acuerdo.
Prometido, intentaré mejorar mi humor y no ponerme tan transcedental.
Palabra de Play.
Próximamente, más y mejores ronroneos
viernes, 5 de diciembre de 2008
Posted by Publicado por
Play
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5:05
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2 comentarios:
me ha gustado mucho, incluso como mensaje navideño. Espero que me vengas a visitar mas seguido a mi mesa y prometo no ser tan pesadita contigo jeje
"Más de uno estará de acuerdo", i taaaant!!!!
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