viernes, 17 de abril de 2009


Ya estamos de vuelta de los cuatro días de las vacaciones de Semana Santa y debo confesaros que aunque he seguido reflexionando sobre el significado de dichas vacaciones aún sigo sin comprenderlo. Eso si, estos cuatro días han ido muy bien para desconectar de todo y de todos. Aunque me he quedado en mi guarida de siempre, eso no ha sido inconveniente. He descansado de ruidos, de presencias y de todo lo que conlleva la rutina laboral de mis muchachos. Y lo creáis o no, de vez en cuando, yo también necesito días y vacaciones como estas. Durante estos días, nadie me achucha en exceso. Nadie me molesta poniéndome cosas en la cabeza, que dicho sea de paso, porque no te las pones tú, querido Alex. Está bien que me pongas una mantita y me des la latita, pero de ahí a lo demás, hay una confianza excesiva.

El caso es que ya hemos vuelto con las historias de siempre, aunque nunca sean iguales. Y en ausencia de David y Desiree, aquí la gente ha hecho cambios y me tienen despistado. El sector web buscando la luz –no sé exactamente en que sentido- se han trasladado de mesas y yo ando desubicado. ¡Suerte que siempre cuento con mi falda refugio! Incluso, a pesar de estar sin encontrarme, he ayudado a Silvia a escribir cuentos. Es que yo tengo inspiración para dar y repartir. Y, en la medida de lo posible, he colaborado dando mi opinión en temas variados.

Los que parecen que si que tienen muchas opiniones y muy diversas son mis muchachos. Han vuelto al trabajo obsesionados con mi aspecto: una me dice que me ve gordo –será porque ahora comparte vida con un gato canijo y, claro, las comparaciones siempre son odiosas. Otra me dice que me ve viejo y poco ágil. Total, porque el otro día saltando, calculé mal y resbalé. ¡Oye, eso le pasa a todo el mundo! Eso sí, he de reconocer que era la mesita baja del sofá. Tal vez, si que sea verdad que estoy más gordo y más viejorro, pero sinceramente creo que todo es relativo. Yo, la verdad, me miro en el espejo y me veo como siempre. Gato negro de pelo brillante y ojos verdes. Si es cierto que me caen un poco las carnes, pero poca cosa. Al menos, David siempre me dice que yo no estoy gordo. Claro, me compara con su Don Vito y entonces yo soy grácil y jovial cual gatito jovencito.

Todo es relativo y, como decís los humanos, todo depende del punto de vista que lo mires. Es como el diseño. Hay a quien le gusta así y hay a quien le gusta asá. O como la escritura. Hay quien le añadiría una coma y hay quien se la quitaría. Las opiniones son diversas y eso a veces produce desconcierto, pero en el fondo, creo que eso es tremendamente bueno. Sería muy aburrido que sólo existiera un único pensamiento. En lo relativo y en la variedad está el encanto de las cosas. Y, precisamente, como todo es tan relativo, sinceramente acabo pensando que qué importancia tiene un diseño o una forma aquí o una coma de más. Lo único importante es sentirse satisfecho con lo que has hecho e, incluso, a veces, la satisfacción también depende de muchos factores. En fin, estoy relativizando en exceso. Relativizar es cosa de humanos, pero también de gatos.

Por cierto, dedicar unas líneas a David por ser el seguidor que a pesar de la distancia me sigue con más fidelidad. Olé, por ese mensaje desde Chile. Espero que estéis disfrutando y decirte que aunque me engañaron con la pastilla y me la comí con la latita, no fue por mucho tiempo. La acabé expulsando, pero prefiero omitir los detalles. Así que tú y yo aún tenemos una cuenta pendiente.

Próximamente, más y mejores ronroneos, que además será Sant Jordi.

Play, el gato.

Posted by Publicado por Play en 4:42
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1 comentarios:

desiree dijo...

cada día mejor!! me encanta tu manera de escribir!
cuando volvamos te vamos a meter la pastillita por tu sabes donde, así que mejor pórtate bien.
besitos desde bolvia
desi