Los gatos no solemos practicar dos cosas de las que adolecéis los humanos: la diplomacia y la cortesía. Y todo esto lo digo porque esta semana hemos tenido una visita en la agencia y hemos caído en ambas cosas, incluso yo y de cuatro patas. En los negocios es obvio que debe existir una cierta diplomacia y un cierto interés en quedar bien. Tiene toda su lógica, pero no deja de ser divertido como se prepara uno para darse a conocer. Yo, desde mi visión gatuna, os puedo asegurar que no tiene desperdicio.
Cuando los humanos preparáis una reunión, una primera visita con alguien desconocido, realizáis todo un increíble despliegue de medios. La primera imagen es importante y se ha de estar bien preparado. Así que es un gran momento para poner orden en la oficina y arreglar todo aquello que lleva semanas y semanas a medio gas, dígase pegar los troncos de la salita, aunque sea a base de blu-tack, pasar la aspiradora, esconder el millar de cajas de cartón o eliminar y reciclar – sí, sí, tomad nota que reciclar es importante- las revistas y periódicos de hace años.
Luego está la segunda fase, elegir como os mostráis a través de vuestro trabajo. Escoger los mejores proyectos, colocando este expositor aquí, que queda muy disimulado, o estos carteles allí en la pared, rezando para que no se caigan durante la reunión, porque sí, efectivamente, también están pegados con blu-tack. Sólo os queda un pequeño detalle, comprar un tentempié o un piscolabis, algo para beber y comer, ligero, sabroso, pero no engorroso.
Y ya estáis dispuestos y preparados para mostrar a Play. No a mí, claro está, sino a Play Creatividad. Y llegan las visitas, las presentaciones y las adulaciones. Incluso, yo esta vez me he comportado diplomáticamente. No he paseado por la sala, ni me he subido a la mesa durante la reunión. Me he quedado agazapado debajo de mi manta naranja porque hay veces que la formalidad debe imponerse a la espontaneidad o, al menos, eso dicen.
Sin embargo, aunque no entré en la reunión, porque eso sólo lo hago con los clientes con los que tengo mucha confianza, me acerqué a la sala y endosé mi oreja derecha a la puerta cerrada. Y lo que yo imaginaba se cumplió: por mucha diplomacia, cortesía y querer quedar bien, al final, mis chicos se mostraron tal como son, naturales y próximos. Porque lo que la gente valora es la cercanía y no tanto la letanía de que buenos que somos y que bien lo hacemos todo. Porque lo que al final cuenta es mostrarse tal como eres y, enseñar lo que llevas dentro. De diplomacias, las justas y, de querer quedar bien, lo necesario. Por eso, os dejo este escrito y me vuelvo a mis siestas, porque hay que mostrarse como uno es, aunque sea bajo una manta y le llamen ETE, en lugar de Playete. Sí, soy un gato y un gato perezoso, para que intentar disimularlo.
Próximamente, más y mejores ronroneos.
Play, el gato.
viernes, 21 de noviembre de 2008
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Play
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3:29
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2 comentarios:
A veces este gato me hace sonrojar... es como mostrarnos en calzoncillos al mundo exterior! Un poco de intimidad por favor. Peor hubiese sido enganchar las cosas con chicle.
Play, serás un vago, pero te estás superando como cronista.
concuerdo con DVD, pero es verdad que leerte es gratificante a veces hacer evidente lo que todos sentimos o pensamos nos hace valorar lo que tenemos, es como los libros de autoayuda (aunque a mi me cargan)... creo que estos libros te dicen lo que ya sabes, o te recuerdan cosas que habías olvidado.. así me he sentido cuando lo he leído, es algo que sé, y me emociona leerlo y lo más importante, estamos en sintonía, y eso se nota... es una bonita reflexión.
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